Jardiel Poncela

Usted tiene ojos de mujer fatal. No pierdas la oportunidad de leerlo

miércoles, 4 de mayo de 2011

L'avenir, le futur inconnu

¿Cómo nos sentiríamos si tuviéramos una premonición? De repente se nos anuncia un cambio radical en nuestras vidas. Las hilanderas del destino, también conocidas como avatares, han tejido una parte de nuestro futuro que es ya inminete. Enfrentarse a los cambios no es fácil. El futuro, lo desconocido, las consecuencias de los cambios, el no mirar para detrás, todo se concentra en un sentimiento que pasa del optimismo a la incertidumbre. Volviéndo a las hilanderas e imaginándonos que nuestras vidas son alfombras que se van tejiendo hasta que se acaben los hilos, a veces con mayor colorido, otras, casi unidas por los sollozos que envuelven los arapos, sería lógico pensar que las decisiones que hemos ido tomando, hacen que las hilanderas trabajen con unos hilos o con otros, pudiendo participar en la formación del camino pero no en el devenir. Y es que el control de nuestra vida no nos pertenece. Situémonos en un coche, nos ponemos el cinto de seguridad, el coche tiene airbag y respetamos las señales viales. De repente, un auténtico imbécil, invade nuestro carril y nos cega la vida. Por otro lado, queremos comprarnos un portaretratos de plata, muy bonito, pero carísimo. Comenzamos a ahorrar céntimo a céntimo, nos privamos de otras cosas y, finalmente, obtenemos lo que queremos, es decir, hemos forjado nuestro destino. ¿Creen ustedes que todo está escrito?

¿Cómo funcionan los talleres de las hilanderas?

domingo, 1 de mayo de 2011

Amistad tocada

Dice un viejo cantar que a qué sabe el caldo recalentado, y sabe a lo mismo que los amores olvidados que vuelven a quererse. ¿Pasará igual con la amistad tocada? Podemos imaginarnos a una manzana que comienza a estropearse, ahora tornada menos apetecible y elegir cortar la parte estropeada,  comiendo el resto, pero siempre que hacemos esto, nos andamos "con ojo" temiendo encontrar otra parte estropeada porque ya no es lo mismo. Cuando el daño no se coge a tiempo, el resto, sin estar podrido es un bocado al que no vale la pena hincarle el diente, porque pasó el tiempo en el que el fruto era un lujo.
¿Vale la pena seguir comiendo esa manzana tocada?

El perdón es un signo de caridad que no está al alcance de todo el mundo, porque aunque perdonar pueda resultar fácil con el paso del tiempo, el temor a recibir otra desilución estará siempre ahi y es que ha nacido la desconfianza.

A veces nos desilucionan,          otras, somos nosotros los que desilucionamos.

Nunca, nunca, nunca se puede reparar en su totalidad el daño causado, porque aunque pasemos página, todo conforma un libro, cosido al mismo lomo, con una continuidad que cuenta la historia de nuestras vidas.

Entiendo que a los que yo le haya hecho daño no me puedan perdonar, porque a mi me resulta muy difícil olvidar. Sólo espero continuar escribiendo y haciendo escribir cosas buenas, desaparecer de los libros de algunas personas y seguir participando en la redacción de aquellos que realmente mi importan, aunque queden esas "espinitas" que te impiden alcanzar la felicidad completa y deshinibida.


Un besito