Jardiel Poncela

Usted tiene ojos de mujer fatal. No pierdas la oportunidad de leerlo

lunes, 14 de febrero de 2011

¡Qué asco!

¡Por qué me sentiré bien cuando hago lo correcto! es un verdadero asco. ¿ Qué clase de lavado de cerebro nos hacen a todos, para sentirnos aliviados una vez actúas según los buenos criterios de la moral, aun en tu propio perjuicio? Es como jugar a la cogida y llegar a casita, un alivio inmeso y luego, aparece ese personajillo interior que se frota las manos mientras habla. ¿Pero mira que eres toleta? me dice mientras gira la cabeza de un lado a otro, desaprobando mi actitud. ¿Pero es que no ves que todo el mundo actúa por conveniencia? ¿Pero es que no ves que la gente es hipócrita y mentirosa? Hay que ver, eres la única idiota que sigue creyendo en el fantasma de las navidades futuras. Teresa, me dice, ¿no ves que lo que se castiga es la estupidez, no ves que eso del más allá y del karma son bulos para que los incautos como tu se dejen avasallar por el resto?
Pero es que tengo el profundo convencimiento, no de estar haciendo lo correcto, sino de ser feliz actuando así, que al final, es lo que cuenta ¿o no?
Llegados a este punto, agárrense que vienen curvas porque no todos tienen el mismo criterio de lo que es lo correcto y ahi es cuando las personas influenciables comienzan a cortar y pegar acciones que aunque bien intencionadas, no casan bien con su forma de ser. Cuando uno se siente desorientado piensa, bueno, a esa persona le va bien, o sea, lo que me dice será verdad y bueno para mi y, consecuentemente, decides seguir su consejo. Lamentablemente, nunca me ha ido bien del todo, porque es cuando descubres que esa felicidad que te asalta, no es que llegue porque hayas hecho lo correcto, sino porque crees que tu acción lo es.
En temas de pareja o amistad, es cuando esto se ve más claro, porque el que está a nuestro lado, lo está porque le gustamos como somos y no como es el vecino.
Y ahora que descubrimos esto, ¿qué hacer cuando nos trastocamos y no pensamos con claridad? Creo que he hallado la respuesta, decirlo tal cual, sin paños calientes...oye...que no se...me he quedado sin saber qué decir.....tengo que pensarlo. Y el que quiera rapidez, que se vaya al mc donalds, ¿no?

jueves, 10 de febrero de 2011

Calabazas

¿Por qué será que cuando uno sufre un revés, ya sea amoroso o en los estudios, se dice que le dan calabazas? Hoy es el primer día después de poco más de 3 semanas, en la que afronto con alegría mi renovada etapa de mujer soltera y sin compromiso. Es curioso como el decir las cosas que se atropellan entre el estómago y la garganta, no sólo alivia el alma sino que contenta el corazón. Después de enfadarme con mi ex pareja (me cuesta llamarlo ex todavía) no sabía si estaba triste o enfadada. Quizás un poco de las dos, aderezados esos sentimientos con un vinagre poco balsámico llamado  desengaño. Lo cierto es que le deseaba muchas cosas, a cual de ellas más cruel. Siempre se repetía el mismo desenlace fatal, la muerte. Quería que lo atropellara un tren, zarandearlo hasta que se le licuara el cerebro, que lo pisara un elefante, que se lo comieran una plaga de terminas muy muy agresivas, o que se le cayera encima una lámpara de araña gigante, provocándole una muerte cerebral fulminante. Pero de repente, como si de una señal de stop se tratase, me asaltaba la conciencia, recordándome que en el fondo, yo no le deseaba ningún mal y lo que es aun peor, yo no soy así, lo que no deja de ser una lástima, por otra parte.

Volviendo al anterior relato, hoy he hablado con él y entrando en un juego de palabras, a él le dejé la oreja caliente, lo puse tibio y yo me quedé fresca, lo que en física tiene que ser algo así como transmisión del calor entre cuerpos.  Con bastante elegancia, le dije todo lo que me estropeaba el día, lo que quería y lo que no y, aunque parezca una rareza, él también se sientió aliviado.  Ahora, la puerta que no cerraba porque no encajaba, fue como la seda. Siento que puedo darme la vuelta y caminar, aunque no se aun en que sentindo me llevará el destino, pero ya no miro para detrás.