Jardiel Poncela

Usted tiene ojos de mujer fatal. No pierdas la oportunidad de leerlo

viernes, 2 de diciembre de 2011

El castigo del creyente

La libertad ideológica no existe, no nos engañemos. Antes si no creías en la iglesia eras un hereje y el propio pueblo, tu familia y amigos te proferían deprecio. Hoy en día, el que decide creer es tratado de igual forma. Aquellos que fueron repudiados por no creer ahora tratan con burlas a los que profesan una religión. Sigue sin existir libertad de elección y respeto. Entre tanto, la iglesia católica se encarga ella solita de desacreditarse, pero no por aquellos que se encuentran en el tercer mundo entregando su vida al servicio de los demás, sino por los que cómodamente disfrutan de la riqueza de la iglesia.
Cada vez que conozco a un católico “real” me veo en la obligación de explicar que no es un cateto corto de miras, beato y sumiso, sino que en su percepción del mundo cree en la existencia divina por medio de la fe. Pero, me pregunto, quién es más imbécil, el que decide creer sin ver o el que sólo es capaz de apuntarse a las modas sociales.
Un sacerdote católico es hoy sinónimo de pederasta. No puedo estar conforme con esta afirmación que  no me causa simpatía. La realidad es que éstos depravados buscan profesiones que tengan contacto con los niños. El problema es que la iglesia católica es una gran manta que tapa los horrores con el único fin de ocultar la realidad sexual de los hombres y la insalubre represión de los instintos humanos, que derivan en convertir algo natural en una almendra amarga.
La iglesia católica lava sus trapos en casa, pero esas acciones dejan una mancha imborrable, que se repite cada vez que se mueve de parroquia, la manzana podrida. El ánimo vacío del vaticano, niega su propia naturaleza humana para acercarse a una divinidad de la que carece y que no podría reconocer aunque les golpeara en la nariz.
El placer no es pecado. Pecado es desear quitarle la libertad a los hombres, creación, según su religión, del Ser Supremo porque de alguna manera hay que justificar las bridas en la boca que nos pusieron hace poco más de dos mil años.
Casi alegrase de pertenecer a un país mayoritariamente católico si tenemos en cuenta a la odiosa interpretación del Coran. Retrógrados, sexistas y machistas obligan a las mujeres a vivir en el sometimiento, siempre un paso por detrás del hombre, siempre a su servicio siempre asumiendo un papel inferior. Tapan a sus mujeres y nos miran a nosotras como infieles pecaminosas que merecen morir a mano de sus mártires-títeres. Y no haré una caricatura de Mahoma porque me ponen una bomba en casa.
A veces miro el mundo con asombro y creo que no hace falta viajar en el tiempo para observar cómo se vivía en la edad media o hace 5 mil años, sólo necesitamos subir a un avión y abrir los ojos. Todas las épocas se están desarrollando a la vez, repitiéndose constantemente, evolucionando e involucionando casi de manera proporcional. ¡Qué máquina del tiempo más odiosa es esta vida!
No me gusta nuestra naturaleza. Conozco a más gente odiosa, vulgar, cochina, obscena, peligrosa, presuntuosa, ruin, desaprensiva, triste y envidiosa que almas nobles. Tenemos el mundo no que nos merezcamos, sino el que hemos creado. Menos mal que de vez en cuando, una sonrisa amable o un truco de magia  hace que algo insignificante nos siga asombrando, conservando la ilusión del que sólo anhela el placer mundano, la raíz del árbol, la semilla de la fe y el conocimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá llegue el día en que podamos vivir la religión sin necesidad de vincularla a una iglesia, porque cuando el opio del pueblo se convierte en negocio no es más que eso: tráfico de drogas.
El optimismo me puede: los odiosos-vulgares-cochinos-etc no son más, solamente hacen más ruido.
Abrazos con fe en la especie

Tegala dijo...

Muy bien escrito Teresa, tienes razón, la libertad de creencias no existe, los católicos ahora tienen que justificarse igual que los no ateos en otros tiempos tenían que esconderse. Los musulmanes mandan a sus hijas con velo al colegio y gritan a los cuatro vientos (o televisiones) que es una decisión personal y libre de la niña (sí, claro)... tienes razón, la libertad no existe y aunque en este país parece que tenemos la libertad de decidir no es así.

Un abrazo y gracias por tu reflexión.